Haciendo un poco de resumen, se puede decir que a nadie le pueden faltar razones para visitar la ciudad de Granada, ni su provincia en general. Sin embargo, a pesar de los encantos que la ciudad pueda tener por sí misma, seguro que la administración municipal, provincial y regional no dejan de inventar mil y una manera de patrocinar la capital y hacer que los visitantes no sólo aumenten de número, sino de ganas de no marcharse y de volver lo antes posible a disfrutar de todo lo que las tierras granadinas tiene que ofrecer.
Y, sin embargo, a pesar del arduo trabajo que sin duda hacen todas estas administraciones, en ocasiones se presentan situaciones que, sin querer y sin que nadie lo espere, hacen más por atraer gente a la ciudad que todos ellos juntos. Situaciones inesperadas, no demasiado ortodoxas, y que pueden resultar un poco o un mucho escandalosas, pero que colocan en nombre de Granada en los medios de comunicación y atraen la atención de todos. ¿Quién iba a pensar que la pornografía podría ser tan buena como publicidad turística?
Pues sí, las grabaciones porno clandestinas en Granada saltaron a toda la actualidad nacional, máxime cuando no fue la única ciudad que realizó esta práctica tan poco inusual. Por supuesto, los primeros en dar la voz de alarma fueron los habitantes del lugar, sorprendidos, alucinados, unos escandalizados, otros encantados… Había reacciones para todos los gustos, pero, aparte del lío que se montó para saber si eso estaba permitido, quién lo había hecho, y si representaba una alteración del orden público (en forma de falta, porque de otra manera era más que evidente), hay que reconocer una cosa: todos estaban interesados por esas chicas desnudas que realizaban prácticas sexuales en medio de la calle, y si uno se fijaba un poco, también se podían admirar las vistas Porque ¡qué vistas!
El barrio del Albaicín se convirtió en el escenario improvisado de las escenas porno que se grabaron, ya fueran de forma espontánea o no. Una lástima que quizá no todo el mundo se fijara en eso, aunque puede ser que, de forma no consciente, ciertas imágenes se queden en la retina de aquellos que fueron testigos, bien en vivo o bien cuando las vieron en algún medio de comunicación. Algunas malas lenguas dicen que ciertas webs porno aprovecharon el tirón publicitario al publicar este video xxx o algún otro de su clase, ya que algunas como puritanas se hicieron eco de ello. O que fue orquestado por organizaciones vecinales para realmente hacer buena promoción de la ciudad, y que las actrices porno en realidad eran jovencitas vecinas de la misma Granada que se habían ofrecido voluntariamente para hacerlo. Luego todo ha quedado bajo secreto gracias a la investigación del suceso por las autoridades, y el tema se ha ido olvidando, así que puede que nunca sepamos cómo se originó todo en realidad.
Pero como digo, no hay duda de que eso promocionó a Granada. Porque, ya sabes el dicho: “es mejor que hablen mal de ti, a que no hablen nada“. La sociedad andaluza en general no es muy dada a contar libremente que consume porno de manera cotidiana, aunque realmente lo haga como cualquier hijo de vecino; y los vecinos granadinos no son una excepción palpable. Así, todo este caso provocó reacciones, como digo, de todo tipo, y la opinión más generalizada es que no gustaría que volviera a repetirse… aunque no seamos hipócritas: mucho lo disfrutaron como su primera experiencia de porno en vivo, y más por dónde se rodaba. Y, de nuevo, hizo una publicidad de Granada que no tiene precio.