Cualquier hora es buena para degustar los exquisitos platos que puedes encontrar en la gastronomía granadina. No sólo se disfruta de la dieta mediterránea gracias a la zona en que nos encontramos, sino que ademas se degustan platos típicos de la gastronomía regional junto con los típicos de la provincia. El resultado: una mesa llena de productos que ni los mismos dioses pensaron en catar, jeje.
Cada momento del día tiene su ritual y sus productos típicos. Si empezamos por el desayuno, lo más corriente son el café y las tostadas. Ya sea con la típica baguette, el mollete de Antequera, o cualquier variedad de pan blanco o integral, se puede pedir media o entera (o sea, la mitad de la pieza o la pieza entera); lo más popular, el rocíado de aceite de oliva con tomate y jamón ibérico, pero también puedes pedirla con jamón cocido, paté, mantequilla y mermelada o queso. El café puede ser solo, con leche, leche manchada (es decir, más leche que café), cortado (un café corto con leche) o descafeinado de máquina o de sobre. Sin embargo, también es normal pedir zumo, infusiones, tés o leche con cacao, dado el caso. Ah, y no olvidemos el desayuno tradicional de los días de fiesta: chocolate con churros.
Es típico también tomar un aperitivo a media mañana; además de las famosas tapas, la gente suele pedir bocadillos, que cada vez son más elaborados, aunque siguen triunfando los de siempre: jamón serrano, tortillas de patatas, o el serranito (filete de cerdo o pollo con pimiento y jamón serrano); sin embargo, puedes encontrar especialidades como el de habas con jamón o el San Francisco, que tiene lomo de cerdo, tomate y queso.
La comida más fuerte del día suele ser el almuerzo. Se comienza con un entrante, tan típico como el gazpacho o el salmorejo, o una ensalada simple de lechuga, tomate y cebolla, a la que añadir algún ingrediente más. También lucen los productos ibéricos como el salchichón y el chorizo, y cómo no, el jamón ibérico; este producto también brilla en las habas con jamón, otro típico entremés, junto a los huevos estrellados y el revuelto de espárragos.
Como plato principal, el pollo a la plancha, la carne en salsa, el solomillo a la pimienta y las albóndigas son las opciones de carne más consumidas y más fáciles de encontrar. Pero si prefieres el pescado, no te pierdas el bacalao frito o al horno.
Los postres más populares consisten en natillas, flanes, crema catalana, fruta del tiempo como melón y sandía, y los piononos ( un bizcocho pequeño hecho con canela, azúcar y huevos, pequeños pero llenos de sabor). Y para la merienda, encontramos las maritoñis ( un pastel plano hecho localmente con un relleno de pastel de calabaza) y de nuevo los churros con chocolate (claro, si es que no hace 40 grados a la sombra).
Para la cena, comida más ligera, es muy típico irse de tapas, que suelen servirse gratuitamente con las bebidas; aunque si no te parece suficiente cantidad, siempre puedes pedir la ración del mismo plato.